El Ayuntamiento de Helsinki, la capital de Finlandia, ha decidido retirar del menú la carne de animales terrestres en todos sus actos oficiales. A partir de enero de 2022, cualquier comida que se sirva en talleres, seminarios, eventos públicos y eventos solo para invitados en la ciudad, consistirá solo en comida vegetariana de temporada y carne de pescado. Además, leche de avena reemplazará la leche de vaca, y ya no se darán cubiertos de un solo uso. El té, los plátanos y otros productos importados deberán estar certificados como de Comercio Justo (la ciudad de Helsinki se convirtió en una ciudad de Comercio Justo en 2013).
Johanna af Hällström, jefa del equipo climático de la ciudad de Helsinki, aclaró que la decisión no es un comentario sobre el servicio de alimentos proporcionado en las escuelas o el cuidado de ancianos. Ella declaró a YLE: “Esta es una forma entre muchas de reducir el impacto climático de los alimentos y reducir la cantidad de recursos naturales utilizados por la ciudad”.
En febrero de 2019, el Ayuntamiento de Helsinki decidió que, para apoyar los objetivos de reducción de emisiones de la ciudad, el uso de productos lácteos y cárnicos en los servicios alimentarios proporcionados por la ciudad tendrá que reducirse a la mitad al 2025. Los Verdes propusieron un acuerdo (aprobado por 42 votos contra 39) con el apoyo de otros partidos de izquierda.
Atte Harjanne, portavoz del Partido Verde, dijo en ese momento: “Ante el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, está claro que necesitamos una reducción importante en el uso de carne a nivel mundial”.
Desde 2007, los escolares de Helsinki han tenido opciones vegetarianasen sus comedores, que han estado sirviendo un día libre de carne todas las semanas desde 2010.
Sin embargo, parece que la reciente decisión del ayuntamiento permite desviaciones de la ordenanza por «razones justificadas» (en visitas de alto nivel a eventos organizados por la dirección superior de la alcaldía o de otra ciudad). Esperemos que tales excepciones no se conviertan en la norma, y no solo que esta medida no termine siendo un gesto simbólico de lavado verde sin sentido (como afirman sus detractores) sino que en el futuro la ciudad prohíba todos los productos de origen animal en su restauración.