El 7 de octubre de 2022, la elefanta Pocha, que con su hija Guillermina, había sido trasportada de un zoológico en Mendoza, Argentina, a un santuario de elefantes en Brasil, lamentablemente murió. Cuarenta días después de su muerte, se publicó el informe completo de su autopsia, que muestra que la causa oficial de la muerte fue enfermedad renal crónica grave asociada con la enfermedad inflamatoria granulomatosa, en respuesta a una infección por micobacterias.
El informe dice: “Pocha había contraído una infección de tuberculosis micobacteriana que, durante la necropsia, se presentó de manera atípica … no había signos de infección en los pulmones de Pocha, solo en la cavidad abdominal … Esta infección causó un daño extenso en toda su cavidad abdominal, incluidos el bazo, el estómago, los intestinos, el hígado y los ganglios linfáticos”.
El informe parece culpar a las condiciones de cautiverio en las que madre e hija vivieron durante sus años en el zoológico de Mendoza. Dice: “el habitáculo de concreto donde vivían Pocha y Guillermina tenía muy poca circulación de aire, luz natural limitada y permanecía húmeda, todo lo cual puede abrir la puerta a varios agentes infecciosos.” La bacteria no había sido detectada antes de viajar porque la prueba de micobacterias que se hizo fue de una variedad diferente.
En el momento de su muerte, el Santuario de Elefantes de Brasil escribió en su sitio web: “vimos pequeñas señales que nos hicieron preocuparnos de que tuviera problemas de salud subyacentes, pero nunca se diagnosticó nada … Hace unos días, notamos que era exigente con el heno, aunque todavía estaba pastando y disfrutando de toda la comida que le dieron. Después de una inyección de vitaminas anoche, se veía más brillante y, aunque todavía estaba cansada, tenía más luz en los ojos. Sin embargo, cuando la volvimos a ver más tarde esa noche, descubrimos que había fallecido”.
Lamentablemente, después de vivir en cautiverio en el antiguo zoológico argentino durante 54 años, ella solo pudo vivir en un mejor ambiente cautivo durante unos meses, pero al menos su hija podrá hacer frente a su pérdida en compañía de otras elefantas cariñosas. Pocha había llegado a Mendoza desde el zoológico de Londres, mientras que Guillermina nació en el zoológico de Mendoza, que ahora se ha convertido en un Ecoparque que solo mantiene en cautiverio especies autóctonas.