El Día Mundial del Huevo cae cada segundo viernes de Octubre. Este día fue establecido en Viena en 1966, promovido por la International Egg Comission. No es casual que una organización dedicada a la industria global de huevo quisiera establecer un día de “celebración” por un producto que genera ganancias millonarias. Por supuesto, para las gallinas explotadas por esta industria no hay nada que celebrar; sin embargo, sí es un buen día para tomar conciencia sobre su situación y empezar a actuar.

Alrededor de 6 mil millones de gallinas son explotadas a nivel global para la producción de casi 1 billón de huevos para consumo humano cada año. La mayoría de ellas vive en granjas industriales donde sus necesidades más elementales son vulneradas. Lo único que le importa a la industria del huevo es sacar mayores ganancias, y el bienestar integral de los animales, por supuesto, no tiene lugar en sus cálculos.

Los polluelos machos, considerados inútiles para la industria, son asesinados el mismo día que nacen ya sea por asfixia, gaseo o tirándolos a un molinillo de alta velocidad. A las hembras se les corta el pico, usualmente con una cuchilla caliente y sin anestesia. Esto les provoca dolor persistente y suele impedir que puedan comer y beber adecuadamente. 

La mayoría de gallinas ponedoras viven en jaulas en batería. El espacio para cada ave es menor a un papel tamaño A4 y los pisos de alambre dañan sus patas. Hacinadas, no pueden extender sus alas y se ven obligadas a orinar y defecar unas sobre otras. También están forzadas a vivir con compañeras muertas o moribundas que suelen ser dejadas hasta pudrirse. 

Las gallinas salvajes ponen de 10 a 15 huevos al año. En la industria del huevo, producen más de 300 huevos al año, debido a la cría selectiva y a diferentes métodos para incrementar la productividad. Uno de esos métodos es la ‘muda forzada’ que consiste en modificaciones en la iluminación y restricción de agua y comida en determinadas temporadas, generando mucho estrés en las gallinas. Exhaustas y a menudo con huesos rotos debido a la pérdida de calcio, las gallinas son enviadas al matadero después de 2 o 3 años. Su esperanza de vida natural es en realidad de 8 a 10 años. 

Pero el huevo no sólo hace daño a polluelos y gallinas. La industria del huevo presenta su producto como un alimento sano, pero muchos estudios demuestran lo contrario. Si bien el huevo es alto en proteínas, también es alto en grasas malas para el organismo, particularmente colesterol. Por ello, su consumo ha sido asociado a enfermedades como diabetes, cáncer colorectal y de próstata, y problemas cardíacos. 

Y también hay otras formas en las que la industria del huevo atenta contra el medio ambiente y la salud pública. Sus instalaciones usan y contaminan muchísima agua. Los granos con los que alimentan a las gallinas, generalmente soya, maíz y sorgo, suelen ser producidos con semillas transgénicas en monocultivos extensivos que, además de contaminar el aire con agrotóxicos, generan muchísima deforestación. Por otro lado, las condiciones lamentables en las que se encuentran las gallinas y la poca pulcritud de las facilidades son el foco perfecto para la transmisión de virus y bacterias, lo que de acuerdo a muchos científicos, podría ser la causa de una próxima pandemia

Otra de las características del huevo renombrada por la industria es su versatilidad para dar texturas a ciertas preparaciones. Sin embargo, la gastronomía vegana ya tiene alternativas al huevo para todo tipo de recetas. Se puede usar lino y chía para generar una consistencia pegajosa similar a la clara de huevo. El garbanzo sirve para la preparación de tortillas y también para hacer punto nieve con el líquido restante de su cocción. En preparaciones dulces se puede usar puré de plátano o de manzana para darle esponjosidad a las masas. El tofu también es un buen reemplazo del huevo en distintas preparaciones, incluso puede parecerse al huevo revuelto con los condimentos adecuados. También existen algunas alternativas industriales al huevo, listas para usar en cualquier receta. 
Hay muchas opciones para llevar una dieta equilibrada sin necesidad de atentar contra la autonomía y bienestar de los animales. Los pollos son animales sintientes con impresionantes personalidades. Merecen más que ser traidos al mundo para ser explotados y asesinados.

Matilde Nuñez del Prado Alanes is from La Paz, Bolivia. She made her thesis in Sociology on cockfighting, as a result of an undercover investigation in the field for 4 years, and she is currently pursuing a Master’s Degree in Critical Theory. Her topics of interest are the relationships between humans and other sentient animals from the perspective of Critical Animal Studies, the socio-ecological issues, and the intersectionality between different forms of oppression, domination and exploitation.